martes, 7 de octubre de 2008

¿Qué es un verdadero medicamento?

El desarrollo de los fármacos de síntesis ha significado un gran avance para la humanidad en algunas áreas de la salud. Sería poco objetivo el no reconocer que el descubrimiento de antibióticos, broncodilatadores, antiparasitarios y analgésicos, entre muchos otros, son indispensables en una sala de emergencias y en cuadros agudos que ponen en peligro la vida del paciente, sin embargo, igual de válido es decir que su uso a largo plazo en las enfermedades crónico-degenerativas trae consecuencias muchas veces nefastas, en donde se aplica el dicho, “es peor el remedio que la enfermedad”.
La palabra medicamento se define según la Real Academia Española (RAE) como una sustancia que administrada a un organismo animal, interior o exteriormente, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de esta. Desde el punto de vista de la biofísica moderna, esto se corresponde con, como describe el Ing. José Olalde en The Systemic Theory of the Living Systems, part III, “entregarle al sistema viviente energía y/o información que generen el orden como consecuencia de la disminución de entropía”. En otras palabras, el medicamento ideal, natural o sintético, debe incrementar la Biointeligencia del sistema, la reserva funcional de Energía y la Organización, sin generar efectos secundarios.
Es pertinente destacar de este concepto, que en ningún momento en la definición de la RAE, se habla de efecto secundario, por el contrario, vemos palabras que tienen una connotación positiva como curar, aliviar, corregir y reparar. Podemos deducir que cualquier sustancia que genere efectos secundarios, no califica como medicamento según la RAE.
Comprendiendo a cabalidad esta definición, es evidente que los fármacos de síntesis no pueden ser catalogados como medicamentos, ya que todos ellos pueden producir efectos secundarios en mayor o menor grado. Así, podemos ver con claridad uno de los datos falsos manejados en la medicina contemporánea, que ha generado gran confusión y controversia durante los últimos 100 años. Este dato está en la mente de los profesionales de la medicina y de la gran mayoría de la población del mundo occidental, y reza de la siguiente manera: para que una sustancia sea medicinal, obligatoriamente debe tener efectos secundarios. Nada más lejos de la verdad, como podemos ver en la definición de medicamento con la que comienza el presente artículo.
Por otra parte, de este sencillo análisis se desprende que si el medicamento debe prevenir, curar, aliviar, corregir o reparar, las plantas adaptogénicas y las fórmulas sistémicas cumplen totalmente con la definición, ya que no solo tienen las propiedades anteriormente descritas sino que, además, no producen efectos secundarios, lo que las convierte (por definición) en lo que es un verdadero medicamento.
Medicamento no es igual a sintético o químico, vemos claramente en la definición de la RAE, que la misma dice “sustancia” y, obviamente, estas sustancias pueden ser naturales, como es en el caso de los adaptógenos.

Al iniciarse el uso de medicamentos de síntesis, a principios del siglo pasado, por alguna extraña razón las miles de sustancias naturales que habían sido utilizadas con gran éxito para el tratamiento de diversas enfermedades comenzaron a desaparecer del vocabulario médico, de los pensa de estudios de las facultades de medicina y de la mente de las nuevas generaciones de médicos, algo así como un tipo de amnesia provocada en el gremio médico, quienes olvidaron los miles de años de tradición herbaria que hasta ese momento existía en el mundo. Esto ha traído como consecuencia, quizás una de las mayores catástrofes que existen actualmente en el mundo, como es la polimedicación sintética crónica de un altísimo porcentaje de la población mundial quienes, por supuesto, padecen o padecerán los efectos secundarios de estos fármacos de síntesis.
A modo de ejemplo, en los EEUU, 40.000.000 de personas utilizan algún tipo de estatina (medicamentos para bajar el colesterol) de manera regular, a pesar de los severos efectos secundarios que estos fármacos han demostrado ocasionar.
Uno de los mayores méritos de la Medicina Sistémica, si no el mayor, ha sido el haber rescatado y unido para darle uso de manera sistemática, novedosa y efectiva, todo ese milenario conocimiento científico, y darle uso práctico y funcional a través de la creación de una teoría unificada que ya ha sido científicamente comprobada.
La medicina sistémica fundamenta la utilización de combinaciones de adaptógenos sobre los más actuales avances de las ciencia en el área de la medicina, biofísica, termodinámica y cibernética. Es debido a esto que se puede afirmar, sin temor a pecar de exagerados, que la medicina sistémica, fundamentada en el uso de adaptógenos, es en este momento el ejemplo a seguir, por ser una medicina efectiva, humana, científicamente comprobada y cuyos axiomas y leyes apuntan hacia el máximo nivel de bienestar del individuo.

No hay comentarios: